En esta vida, sea cual sea tu trabajo,
tus relaciones, tu inteligencia, o la cantidad de dinero que puedas tener… la felicidad, no serán estas cosas las
que te la darán, sino simplemente tu actitud ante la vida.
Da igual que seas el director financiero
de una empresa y ganes 10.000 euros al mes, o que tengas un yate, una casa y un
apartamento en la costa. Da igual que tengas 200 amigos virtuales en facebook y
50 reales, que tengas una pareja guapísima/o, inteligente y agradable, que tu
coeficiente intelectual sea el de un superdotado, todo eso dará igual si tu
actitud no es la adecuada.
Recuerda
un día muy bueno que hayas tenido, ¿cómo fue tu despertar, tus expectativas,
cómo saliste de casa…..y el resto del día? Te das cuenta de que ya estabas
predispuesto a que el día fuera genial, te levantaste con una sonrisa, te
duchaste cantando, cogiste el coche y llegaste al trabajo sin atascos (o quizás
poco, 10 min), etc. etc.
En cambio recuerda un día que
todo fue fatal, uno de los peores días de tu vida. Te levantaste con mal pie,
tropezaste, te manchaste con el café, el coche no tenía gasolina, además
tuviste que hacer más de 20 min de caravana, para al final, llegar tarde a la
reunión y encima al cliente no le gustó tu propuesta.
Si eres sincero contigo mismo,
verás que tanto en la primera situación como en la segunda, existen cosas positivas
y cosas negativas, lo que pasa es que según la actitud con la que tú te lo
tomas, unas te afectan más que las otras. Seguro que en el día positivo,
hiciste cola, aunque no te pareció importante el tiempo que estuviste en ella,
ni el hecho de que tardaste más de 10 min en aparcar, porque tú estabas con tu actitud
positiva. En el segundo caso, a pesar de la caravana, sólo tardaste 5 min en
aparcar, pero para ti no es relevante, ya que sólo ves el lado negativo de la
situación.
¿Qué dónde quiero llegar? pues
muy fácil, a que evidentemente tú no
puedes cambiar las cosas que te suceden a lo largo de tu vida, pero lo que sí
puedes hacer es decidir, cómo te las vas a tomar. Por tanto si sales de
casa predispuesta/o a tener un mal día, te aseguro que este será así, pero si
por el contrario crees firmemente que tendrás un gran día, también te puedo asegurar
que será así, porque tú has decidido que
así sea.
Volviendo al principio del
artículo, te decía que el hecho de tener muchas cosas materiales, relaciones,
etc. no te aseguraba que fueras a tener un vida feliz o que estuvieras
satisfecha/o con ella, pues todo eso depende de tu exterior. Pero si tenemos en
cuenta de que la felicidad no viene de fuera,
sino de nuestro interior (no se trata de tener, sino de ser) y que depende
totalmente de nosotros mismos, si tienes una actitud adecuada y consigues
valorar y disfrutar lo que tienes en estos momentos, te aseguro que tu vida
será plena y satisfecha.
Si bien es cierto que tener
objetivos, motiva, hace la vida más emocionante y además te ayuda a crecer como
persona o profesional, también lo es, el hecho de que durante el camino hacia
el nuevo objetivo, hay que disfrutar de lo que ya has conseguido, porque si no,
lo que sucederá es que pasarás toda tu vida yendo de un objetivo a otro, sin
darle ninguna importancia y una vez conseguido, necesitarás otro y otro…
Cambia tu actitud a positivo, plantéate para que quieres conseguir
tus sueños, metas u objetivos, ¿para qué la gente vea todo lo que has
conseguido?, ¿para poder salir a divertirte cada día con un amigo distinto? ¿Para
tener la pareja más guapa y que los demás me admiren…?.
Realmente lo importante para
sentirte satisfecho con tu vida, es tener claro: ¿qué tipo de persona quiero ser? y ¿qué tipo de vida quiero tener?
Ahora que ya sabes qué, reflexiona
sobre todo ello y empieza a realizar los cambios de actitud necesarios para ser
y sentir, como la persona que quieres llegar a ser.