jueves, 25 de mayo de 2017

Cómo evitar gritar cuando discutes

La comunicación entre las personas es un arte y como tal,  o naces con ese don o lo aprendes.
Si has nacido con ese don, no tienes problemas para relacionarte, tus relaciones fluyen, utilizas la asertividad, la empatía, el respeto, y todas las herramientas que tienes en tus manos para que a las personas les agrade hablar y estar contigo.

Por el contrario cuando no estas bendecida con el don de las habilidades sociales más concretamente de la comunicación, cuando te das cuenta de que te cuesta tener amigos, que la relación con la familia no va lo bien que te gustaría y además no tienes pareja y las pocas veces que has encontrado alguien para compartir tu vida, a las pocas semanas se va por donde ha venido…

Te has preguntado alguna vez ¿cuál es la causa?

Es muy posible que sea por tu falta de Gestión emocional o dicho de otra manera, te cuesta dejar de gritar, enfadarte, hablar despacio y en voz baja o normal, y al final acabas criticando, comparando, y faltando al respeto a la otra parte. 

Las principales causas de que una persona grite a la otra durante una discusión puede ser por:
1.      Falta de autoestima por parte del que grita.
2.      Falta control emociones
3.      Falta de respeto hacia el otro.
4.      Falta de empatía
5.      Falta de asertividad
6.      Falta de claridad en sus objetivos

¿Qué sucederá con tu relación de pareja (y en tus relaciones en general) si no aprendes a gestionar tus emociones y evitas gritar durante tus conversaciones?

§  Tu pareja se irá y buscará otra persona con la que se pueda hablar y comunicarse sin necesidad de gritar y que le hable con más respeto.
§  En el caso de tener hijos, si no controlas tus emociones lo que conseguirás es que ellos terminen haciendo lo mismo que tú, y empiecen a gritar y a faltarle el respeto a las personas de su entorno.
§  No tendrás relaciones sanas y por consiguiente, habrá mucha gente con la que no te hablarás.

¿Es esto lo que quieres?

Si tu respuesta es “NO”, toma nota de estos consejos/tips para empezar a trabajar para mejorar tu gestión emocional y tu forma de relacionarte. Piensa que esto no sólo beneficiará a la relación con tu pareja, sino a todas tus relaciones en general.

10- Consejos que te ayudarán a no gritar cuando discutes:

1.      Estar tranquila: Aprende a relajarte antes de empezar una discusión (si eres tú la que la inicia) y si es él, ve al servicio durante unos minutos para mojarte la cara y tranquilizarte.
2.      Busca otro momento para comentar ese tema: Si ves que no va ser posible tranquilizarte, pídele dejar la conversación para mañana, de ese modo te habrá dado tiempo a relajarte y pensar en cómo vas a responder.
3.      Seguir hablando del tema concreto que os ocupa: No os desviéis del tema, si estáis hablando de que él siempre deja las cosas tiradas por todas partes cuando llega del trabajo. En mitad de la discusión, no empieces a hablar de que además, se le olvida comprar el pan y la leche. Eso hará que él se enfade más y no ayudará en nada a tu objetivo de conseguir que sea más ordenado.
4.      Antes de criticar por la conducta de él, habla sólo de lo que tú sientes: No le digas que es desordenado, poco limpio, que está acostumbrado en vivir en una cueva (y todo tipo de comentarios más que lo único que conseguirán es que se ponga a la defensiva y deje de escucharte). Háblale de cómo te hace sentir cuando tú llegas del trabajo, ver todas sus cosas por el suelo: Me siento muy mal, porque pienso que no limpio lo suficiente, que nunca conseguiré tener limpia la casa, y que me gustaría que siempre se viera arreglada y ordenada.
5.      Aclara tus objetivos respecto a la conversación: Debes tener claro cuál es tu objetivo cuando empiezas una conversación de este tipo. ¿Qué pretendes? Que sea más ordenado, que le sea más fácil encontrar sus cosas al día siguiente, evitar tener que recogerlas tú….o desahogarte porque en el trabajo cada día te dan más tareas y te han vuelto a llamar del colegio porque el niño no hace los deberes…. Si tienes claro tu objetivo será más fácil no desviarte de él y evitar comentarios que no vienen a cuento.
6.      Sé respetuosa:Cada miembro de la pareja por separado debe exigir respeto, por lo tanto en vuestra relación conjunta debe ser básico y no permitir que ni el uno ni el otro os faltéis al respeto.
7.      Utiliza el humor: En momentos puntuales utilizar el humor en mitad de una discusión puede ser de gran ayuda para distender el ambiente: Te agradecería que cuando llegues pongas tus cosas ordenadas en la habitación, porque el otro día vino mi hermana y se encontró uno de tus calcetines en el sofá, yo no sabía dónde meterme ni que decirle, al final le dije que habíamos estado jugando al “strip pocker” 
8.      Habla en susurros o en voz baja, de esa forma evitarás la tentación de gritar.
9.      Tener unas reglas establecidas: Si tenéis unas reglas escritas para casos de discusión será más fácil no saliros del guion. En esas reglas podríais poner: no gritar, no faltar al respeto, ser amable, no criticar, no comparar, etc. etc. y todo lo que se os ocurra. Podéis colgarlas en un lugar visible para irlas leyendo aunque no haya discusiones.
10.  Trabaja tus emociones: Si a ti o a él os cuesta gestionar vuestra ira, rabia, estrés, etc. deberíais trabajarlas para evitar que salgan durante vuestras conversaciones. Podéis leer pautas y herramientas en muchos de mis artículos.

En última instancia si tú o tu pareja no sois capaces de gestionar vuestras emociones (ira, rabia, frustración, estrés) quizás a llegado el momento de buscar ayuda profesional, antes que la cosa se os vaya de las manos.

Y recuerda, de vez en cuando tener una discusión dentro de la pareja puede ser positivo si se sabe llevar.
¡Una buena discusión, fortalece la relación!

¡Agradezco tus comentarios!

miércoles, 3 de mayo de 2017

Cómo cambiar mi comportamiento y conducta para crecer como persona


Muy posiblemente te hayas planteado alguna vez  el por qué tienes un comportamiento que aunque no es malo si te gustaría modificar o eliminar para favorecer tu crecimiento personal o profesional:

1.      No elevar la voz cuando conversas o discutes.
2.      No comer demasiado deprisa o con la boca abierta.
3.      Saber decir “NO”
4.      No decir siempre la última palabra.
5.      No querer tener la razón sea cual sea el tema hablado
6.      No andar encorvado.
7.      Andar deprisa o despacio.
8.      No estar distraído en tu día a día (perdiéndote conversaciones, cosas que ver, etc.)
9.      Falta de empatía con los demás
10.  Etcétera, etcétera, etcétera….


Estos y otros ejemplos más son los que muchos de nosotros nos gustaría cambiar o eliminar, porque si supiéramos decir más “NO”, nuestras relaciones serían más equilibradas y no siempre te tocaría pagar a ti (ya sea en dinero, en trabajo o en tiempo).

Si anduviéramos más rectos, la vida nos parecería más bonita, positiva y con optimismo, fíjate cómo andan las personas de éxito y que son felices en su vida. Andan mirando al frente o hacia arriba, sabiéndose ganadores, saben lo que quieren y lo consiguen. Sólo andan mirando al suelo las personas negativas, tristes y por ello se pierden todo lo bonito que nos ofrece la vida: grandes árboles, flores, grandes edificios, tiendas, el cielo azul, las nubes, etc, etc.

Si estuvieras más concentrado y menos distraído, no te perderías frases importantes cuando estás hablando con tu pareja, jefe, compañeros de trabajo o tu madre. Después ¿qué ocurre? Pues que te acusan de no escucharlos, de no darle importancia a lo que te dicen, de pasar de todo.

¿Y tener “la razón”? Crees que es importante y por eso te gusta tenerla siempre, pero ¿eso de qué te sirve?
Supongamos que en un 75% de los casos tú tienes la razón en tus conversaciones y eso qué demuestra:

·         Que eres el más listo de la clase
·         Qué eres más inteligente que los demás
·         Que entiendes de todo
·         Que los demás son tontos
·         ¿????????????

¿Y si es así, qué? ¿Te van a dar una medalla, honores militares, te pondrán en el BOE o te harán presidente de tu Comunidad?

De qué sirve querer tener la razón en todo sino para discutir con el otro, menospreciarlo, hacerte sentir superior a ti y demostrar a los demás que eres poco flexible, poco empático, poco asertivo y muy orgulloso. Si tú crees que hay alguna razón positiva que yo haya olvidado, te agradecería me la dijeras, porque yo no le veo ninguna.

Con todo esto, qué pretendo decirte, pues que todas tus conductas y hábitos, sean buenos o malos, se pueden trabajar (para cambiarlos o eliminarlos) y potenciar (para mejorarlos y aumentarlos).
¿De qué modo? Pues al igual que has conseguido potenciarlos durante todos tus años de vida, puedes trabajarlos a partir de ahora mismo para modificarlos o eliminarlos:

·         Mejorar tu forma de andar
·         Tu forma de hablar y comunicarte (aumentando la asertividad, empatía)
·         Tu forma de comer
·         Tu concentración

Si durante los 30 años que tienes (20, 40, 50 o 60 años, da igual tu edad) le has dicho a tu cerebro de forma inconsciente lo que debía hacer y cómo comportarse, ahora deberás hacer lo mismo de forma consciente para que tu comportamiento y conducta sea diferente, sea mejor y te beneficie.

Según  el Dr. Joe Dispenza (Neurocientífico especialista en cardiopatías e imágenes cerebrales) se puede cambiar tu cuerpo sin mover un dedo. Según él, se puede cambiar el cerebro con nuestros pensamientos. Y en su libro “Deja de ser tú” pone un ejemplo que lo demuestra.

Artículo publicado en el Journal of Neurophisiology de 1992, dividieron los participantes en tres grupos:
1.      Grupo de sujetos: Debían ejercitar un dedo de la mano izquierda, contrayéndolo y relajándolo una hora al día, cinco días a la semana, durante un mes.
2.      Grupo de sujetos: Les pidieron que repitieran mentalmente el ejercicio durante el mismo espacio de tiempo, pero sin mover físicamente el dedo.
3.      Grupo de sujetos: Eran los de control y no ejercitaron ni el dedo ni la mente.
Al terminar el estudio, los científicos compararon los resultados. Los participantes del primer grupo y los del grupo de control fueron sometidos a una prueba para averiguar quiénes tenían más fuerza en los dedos.
A los del primer grupo, su fuerza aumentó un 30% comparado con los del grupo de control. Y en cuanto a los sujetos del segundo grupo, sorprendieron a todo el equipo de científicos, ya que al realizar los ejercicios mentalmente sin mover el dedo ¡les aumentó un 22% su fuerza! La mente les produjo un efecto físico cuantificable en el cuerpo, lo que quiere decir que el cuerpo podría cambiar sin participar en la experiencia física, por tanto imagina lo que puedes lograr si además del cerebro utilizas el cuerpo….

CONCLUSIÓN: Cuando visualizas mentalmente una realidad futura deseada una y otra vez (andar recto, hablar mejor, comer despacio, estar concentrado o lo que quieras…) hasta que el cerebro cambia físicamente como si ya la hubiera vivido y la sientes emocionalmente tantas veces que el cuerpo cambia como si ya la hubiera experimentado, no te detengas porque ¡estás en el camino del cambio y de conseguir tu objetivo!

Nota: En próximos artículos te explicaré cómo hacer para conseguir tus objetivos de forma más rápida. Las visualizaciones ayudan, pero también se necesitan seguir una serie de pautas y prácticas.

Y si no quieres esperar a los artículos puedes consultar tus dudas mediante teléfono 687.510.030 o por mail: info@coachingyconsíguelo.com

¡Agradezco tus comentarios!