Muy posiblemente te hayas planteado alguna vez el por qué tienes un comportamiento que
aunque no es malo si te gustaría modificar o eliminar para favorecer tu
crecimiento personal o profesional:
1.
No
elevar la voz cuando conversas o discutes.
2.
No
comer demasiado deprisa o con la boca abierta.
3.
Saber
decir “NO”
4.
No
decir siempre la última palabra.
5.
No
querer tener la razón sea cual sea el tema hablado
6.
No
andar encorvado.
7.
Andar
deprisa o despacio.
8.
No
estar distraído en tu día a día (perdiéndote conversaciones, cosas que ver,
etc.)
9.
Falta
de empatía con los demás
10. Etcétera, etcétera, etcétera….
Estos y otros ejemplos más son los que muchos de nosotros nos
gustaría cambiar o eliminar, porque si
supiéramos decir más “NO”, nuestras relaciones serían más equilibradas y no
siempre te tocaría pagar a ti (ya sea en dinero, en trabajo o en tiempo).
Si anduviéramos más rectos, la vida nos parecería más bonita,
positiva y con optimismo, fíjate cómo andan las personas de éxito y que son
felices en su vida. Andan mirando al
frente o hacia arriba, sabiéndose ganadores, saben lo que quieren y lo
consiguen. Sólo andan mirando al suelo las personas negativas, tristes y
por ello se pierden todo lo bonito que nos ofrece la vida: grandes árboles,
flores, grandes edificios, tiendas, el cielo azul, las nubes, etc, etc.
Si estuvieras más
concentrado y menos distraído, no te perderías frases importantes cuando
estás hablando con tu pareja, jefe, compañeros de trabajo o tu madre. Después ¿qué
ocurre? Pues que te acusan de no escucharlos, de no darle importancia a lo que
te dicen, de pasar de todo.
¿Y tener “la razón”? Crees que es importante y por eso te
gusta tenerla siempre, pero ¿eso de qué te sirve?
Supongamos que en un
75% de los casos tú tienes la razón en tus conversaciones y eso qué demuestra:
·
Que
eres el más listo de la clase
·
Qué
eres más inteligente que los demás
·
Que
entiendes de todo
·
Que
los demás son tontos
·
¿????????????
¿Y si es así, qué? ¿Te van a dar una medalla, honores
militares, te pondrán en el BOE o te harán presidente de tu Comunidad?
De qué sirve querer tener la razón en todo sino para discutir
con el otro, menospreciarlo, hacerte sentir superior a ti y demostrar a los
demás que eres poco flexible, poco empático, poco asertivo y muy orgulloso. Si tú
crees que hay alguna razón positiva que yo haya olvidado, te agradecería me la
dijeras, porque yo no le veo ninguna.
Con todo esto, qué pretendo decirte, pues que todas tus conductas y hábitos, sean
buenos o malos, se pueden trabajar
(para cambiarlos o eliminarlos) y
potenciar (para mejorarlos y aumentarlos).
¿De qué modo? Pues al igual que has conseguido potenciarlos
durante todos tus años de vida, puedes trabajarlos a partir de ahora mismo para
modificarlos o eliminarlos:
·
Mejorar
tu forma de andar
·
Tu
forma de hablar y comunicarte (aumentando la asertividad, empatía)
·
Tu
forma de comer
·
Tu
concentración
Si durante los 30 años que tienes (20, 40, 50 o 60 años, da
igual tu edad) le has dicho a tu cerebro de forma inconsciente lo que debía
hacer y cómo comportarse, ahora deberás hacer lo mismo de forma consciente para
que tu comportamiento y conducta sea diferente, sea mejor y te beneficie.
Según el Dr. Joe Dispenza (Neurocientífico
especialista en cardiopatías e imágenes cerebrales) se puede cambiar tu cuerpo sin mover un dedo. Según él, se puede
cambiar el cerebro con nuestros pensamientos. Y en su libro “Deja de ser tú”
pone un ejemplo que lo demuestra.
Artículo publicado en
el Journal of Neurophisiology de 1992, dividieron los participantes en tres
grupos:
1. Grupo de sujetos: Debían ejercitar un dedo de la mano izquierda,
contrayéndolo y relajándolo una hora al día, cinco días a la semana, durante un
mes.
2. Grupo de sujetos: Les pidieron que repitieran mentalmente el ejercicio
durante el mismo espacio de tiempo, pero sin mover físicamente el dedo.
3. Grupo de sujetos: Eran los de control y no ejercitaron ni el dedo ni la
mente.
Al terminar el estudio,
los científicos compararon los resultados. Los participantes del primer grupo y
los del grupo de control fueron sometidos a una prueba para averiguar quiénes
tenían más fuerza en los dedos.
A los del primer grupo,
su fuerza aumentó un 30% comparado
con los del grupo de control. Y en cuanto a los sujetos del segundo grupo,
sorprendieron a todo el equipo de científicos, ya que al realizar los
ejercicios mentalmente sin mover el dedo ¡les
aumentó un 22% su fuerza! La mente les produjo un efecto físico
cuantificable en el cuerpo, lo que quiere decir que el cuerpo podría cambiar
sin participar en la experiencia física, por tanto imagina lo que puedes lograr
si además del cerebro utilizas el cuerpo….
CONCLUSIÓN: Cuando visualizas mentalmente una realidad futura
deseada una y otra vez (andar recto, hablar mejor, comer despacio, estar
concentrado o lo que quieras…) hasta que el cerebro cambia físicamente como si
ya la hubiera vivido y la sientes emocionalmente tantas veces que el cuerpo
cambia como si ya la hubiera experimentado, no te detengas porque ¡estás en el camino del cambio y de
conseguir tu objetivo!
Nota: En próximos artículos te explicaré
cómo hacer para conseguir tus objetivos de forma más rápida. Las
visualizaciones ayudan, pero también se necesitan seguir una serie de pautas y
prácticas.
Y si no quieres esperar a los artículos puedes consultar tus
dudas mediante teléfono 687.510.030 o por mail: info@coachingyconsíguelo.com
¡Agradezco tus comentarios!
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